Es aquella que vuelve obsoleto a un bien de consumo porque ha dejado de estar de moda. Algunos ejemplos serían los monitores planos que reemplazan a los estándares aunque funcionen (o bien a los receptores de televisión), o bien los colores, formas y materiales de la ropa que hablan sobre la temporada en la que fueron adquiridos. Esta forma de obsolescencia puede ser aplicada a cualquier bien.
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